2) FLEXURA DE NÁJERA
El río Najerilla, en su curso medio-bajo, ha modelado una potente serie (3 ó 4.000 m en profundidad) (1) de estratos rojizos de areniscas y lutitas cenozoicas (Oligoceno superior-Mioceno inferior), que afloran con una disposición casi horizontal. A ambos lados del viaducto de la autovía sobre el río Najerilla, llama la atención, sin embargo, una estructura de dirección E-O en la que los estratos buzan (están inclinados) entre 10 y 20º. Es la denominada flexura de Nájera.
Las flexuras o pliegues monoclinales son un tipo de pliegues (estructuras de deformación originadas por esfuerzos tectónicos) que presentan un solo flanco, de tal forma que los estratos horizontales pasan a presentar un determinado buzamiento y de nuevo a disponerse horizontalmente (2). Mediante perfiles sísmicos (los mismos que nos permiten conocer la potencia de la serie sedimentaria cenozoica) se observa que tienen su origen en un cabalgamiento (3) en profundidad que rompe el zócalo y deforma los estratos superiores hasta la superficie, aunque sin llegar a romperlos.
Hay otra flexura que puede observarse también en el valle del Najerilla, en este caso en la margen derecha del río y entre las localidades de Baños de Río Tobía y Bobadilla. Aquí los estratos son de areniscas de grano más grueso y algunos de conglomerados, aunque de la misma edad que las areniscas de Nájera. Esta es la misma flexura que se puede contemplar desde el mirador de Viguera en el valle del río Iregua.
(1) En el punto anterior ya hablamos del ambiente sedimentario donde se depositaron los sedimentos que posteriormente formaron las rocas de los cortados de Nájera. Quedaba, no obstante, una cuestión pendiente, ¿cómo se pudieron alcanzar espesores de 3 ó 4.000 m, si La Demanda tiene poco más de 2.000 y estaba prácticamente arrasada?.
La explicación es la intensa subsidencia que tiene lugar en una cuenca de sedimentación. La subsidencia es un movimiento isostático (de equilibrio) de la corteza continental en vertical, en este caso de hundimiento, provocado por el continuo aporte de sedimentos. A medida que los agentes geológicos (los torrentes, en este caso) van depositando los sedimentos en la cuenca, esta se va hundiendo progresivamente. Esto permite la acumulación de ingentes cantidades de estos y su transformación en rocas sedimentarias por diagénesis. Si no fuera así, las cuencas se rellenarían en muy pocos millones de años y no podrían acumularse esos enormes espesores de sedimentos.
(2) Casas Sainz, A.M., Gil Imaz, A. & Muñoz Jiménez, A. 1998. Guía geológica del valle del Iregua. Librería General, S.A. Zaragoza.
(3) Un cabalgamiento es un tipo de falla (fractura con desplazamiento de los bloques) inversa que se forma por esfuerzos de compresión (como los que forman las montañas), con el plano de falla (superficie de fractura) poco inclinado o con poca pendiente, lo que facilita el que uno de los bloques fracturados (el bloque o labio elevado) se desplace varios km sobre el otro (el bloque o labio hundido) provocando la elevación y acortamiento del bloque original. En el valle del Najerilla podemos ver las espectaculares consecuencias de los cabalgamientos de La Demanda y Cameros originados durante la orogenia Alpina: los materiales paleozoicos, más antiguos, se han desplazado 25 km hacia el norte y afloran, sobre los estratos mesozoicos, verticales o muy plegados (como el cerro Peñalba, en Tobía), y éstos (los mesozoicos), a su vez, se disponen sobre los depósitos cenozoicos. Por su parte, las rocas que afloran en la Sierra de Cantabria y los Montes Obarenes también se desplazaron 15 km hacia el sur por encima del llamado cabalgamiento surpirenaico. Es interesante destacar que el basamento o zócalo paleozoico (ver esquema) se comportó de forma diferente a los sedimentos mesozoicos que lo recubrían. Mientras el zócalo, junto a los materiales del Triásico inferior y medio, se fracturaron y se movieron a favor de esos cabalgamientos, los yesos y arcillas del Keuper actuaron como un nivel de despegue y permitieron el deslizamiento y el plegamiento de las rocas detríticas y carbonatadas del resto del Mesozoico.
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