martes, 6 de junio de 2017

Itinerario geológico por el valle del Najerilla (IV)

4) TERRAZAS FLUVIALES DEL RÍO NAJERILLA

Las terrazas fluviales son antiguas llanuras de inundación de un río, actualmente abandonadas, que forman superficies escalonadas, planas o ligeramente inclinadas y están limitadas por un borde escarpado, generalmente, de poca altura. Es frecuente que se presenten varios niveles de terrazas a diferentes alturas que no siguen el principio de superposición ya que las terrazas altas son las más antiguas, mientras que las bajas son las más recientes.
Tienen su origen en los cambios de nivel de base de los ríos que tuvieron lugar durante el Cuaternario que les obligaron a reajustar su perfil de equilibrio. Durante los periodos glaciares, el nivel del mar baja, el río gana fuerza erosiva y se encaja en su propia llanura de inundación. Cuando el nivel del mar sube (periodos interglaciares), el río amplía su cauce y llena el valle de sedimentos. La alternancia de subidas y bajadas del nivel del mar, explicaría la creación de varios escalones en los sedimentos dejados por el río, que se corresponden con las terrazas.

En el río Najerilla podemos encontrar terrazas desde Anguiano hasta su desembocadura en el Ebro. En los alrededores de Nájera se diferencian fácilmente dos terrazas situadas en la margen derecha del río. Son de tipo asimétrico ya que sólo están en esa margen del río y no en la otra (el río se ha encajado y desplazado lateralmente) y colgadas (aflora parte del sustrato geológico entre ellas y la actual llanura de inundación).
a) Aguas arriba de Nájera podemos observar una al recorrer la carretera LR 113 hacia el puente de Arenzana. La carretera discurre por el borde de la llanura de inundación del Najerilla y vamos viendo el escarpe (talud) de la terraza a nuestra izquierda.


Tiene una superficie de unas 250 ha y se extiende, de N a S, desde las afueras de Nájera hasta el puente de Arenzana y de O a E, entre la carretera LR 113 y las localidades de Tricio y Arenzana de Abajo. Se puede observar un detalle de misma en la siguiente fotografía tomada desde el camino de Tricio a Nájera.

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b) La otra se puede ver siguiendo el camino a Uruñuela que sale del polígono La Pedregosa, una vez cruzado el paso elevado sobre la autovía. En este caso, el camino discurre por la propia terraza, cultivada de viñas. El escarpe queda a nuestra izquierda y da paso a la actual llanura de inundación del río Najerilla.
Aquí podemos observar que materiales que forman las terrazas son gravas de diferentes tamaños. Al ser depósitos recientes (cuaternarios) no están consolidados, son muy permeables y aptos para el cultivo.
En la fotografía se puede ver un detalle de esta terraza, las choperas del Najerilla a un nivel inferior (ocupan la llanura de inundación) y la flexura detrás.


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lunes, 5 de junio de 2017

Itinerario geológico por el valle del Najerilla (III)

3) DINÁMICA FLUVIAL DEL RÍO NAJERILLA

Los ríos son sistemas naturales enormemente dinámicos y complejos. Desde un punto de vista geológico son agentes del modelado que erosionan, transportan y sedimentan. La fluctuación de su caudal (cantidad de agua que fluye por el cauce), tanto en el espacio como en el tiempo, es la responsable de su dinámica longitudinal, vertical y lateral que determina el modelado del relieve.
La desafortunada canalización del río Najerilla en el tramo urbano de Nájera, impide que el río lleve a cabo su dinámica lateral o transversal en él. Tendríamos que ir a ver sus efectos a la altura de la plaza de toros o entrando por el bosque pedagógico.

El río Najerilla tiene un régimen pluvionival, es decir que el río es alimentado tanto por las aguas procedentes de las lluvias como por las de la fusión de la nieve que se acumula en las sierras de la cabecera de su cuenca hidrográfica. El caudal que el Najerilla aporta al embalse de Mansilla es de 5,5 m3/sg, por Anguiano pasa un caudal de 10,6 m3/sg y a la desembocadura en el río Ebro llegan 14,9 m3/sg. Este caudal no es constante a lo largo del año, sino que sufre variaciones denominadas crecidas (aumento del caudal) y estiajes (disminución del mismo).
Llegados a este punto es interesante hablar de la llanura de inundación o aluvial, la zona llana y más o menos extensa situada a ambos lados del cauce que es ocupada por el río en su régimen de crecidas. Cuando se produce una inundación, el agua desborda el cauce y discurre también por ella de tal manera que los materiales más finos que transporta (arenas y limos) se depositan ahí. Las abundantes crecidas también garantizan un nivel freático elevado en los acuíferos aluviales y el aporte de nutrientes, necesarios ambos para  la supervivencia de los bosques de ribera. El río, por tanto, no es sólo el agua que circula por el cauce, sino que también forma parte de él la llanura de inundación. Cometer este error tan simple es el que nos lleva a ocuparla con tanta irresponsabilidad mediante cultivos, edificios o infraestructuras y luego a echarnos las manos a la cabeza cuando se producen daños en ellos durante las inundaciones.

Respecto a la dinámica lateral, el río no se desplaza de manera rectilínea en su llanura de inundación sino que va trazando curvas (meandros) a lo largo de su recorrido. En la orilla cóncava, donde hay más profundidad y circula mayor caudal, el agua lleva más velocidad, lo que provoca su erosión y la formación de un escarpe. En la orilla convexa, al contrario, la profundidad y caudal del río es menor, por lo que el agua lleva menos velocidad y se produce la sedimentación de los materiales que transporta. Como tanto la erosión de una orilla como la sedimentación en la otra van progresando con el tiempo, la sinuosidad o curvatura del meandro va aumentando. Cuando es muy elevada entre dos meandros sucesivos, se puede formar un nuevo cauce entre ellos durante una crecida, lo que origina un meandro abandonado en la llanura aluvial.

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La sedimentación de los materiales que transporta el agua da lugar a la formación de barras (zonas donde se van acumulando los sedimentos o aluviones). Estas pueden estar dentro del cauce (barras longitudinales), ser estrechas y estar adosadas a las orillas (barras laterales) o tener forma de media luna en la orilla convexa de los meandros (barras de meandro).
Si accedemos a una de estas barras podremos observar cómo en ellas los sedimentos se disponen de forma imbricada, es decir, se superponen unos sobre otros de forma ordenada como las tejas de un tejado. Además, lo hacen de tal manera que su eje mayor queda orientado paralelamente al sentido de la corriente (ver detalle en la siguiente fotografía). Otra característica de los aluviones de las barras es que los de las capas más superficiales son de grano más grueso que los de las capas inferiores. Esto se explica por un transporte selectivo, ya que las aguas medias y altas sólo movilizan los granos más finos, quedando los gruesos en superficie originando un pavimento que sólo las crecidas pueden remover.

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domingo, 4 de junio de 2017

Itinerario geológico por el valle del Najerilla (II)

2) FLEXURA DE NÁJERA
El río Najerilla, en su curso medio-bajo, ha modelado una potente serie (3 ó 4.000 m en profundidad) (1) de estratos rojizos de areniscas y lutitas cenozoicas (Oligoceno superior-Mioceno inferior), que afloran con una disposición casi horizontal. A ambos lados del viaducto de la autovía sobre el río Najerilla, llama la atención, sin embargo, una estructura de dirección E-O en la que los estratos buzan (están inclinados) entre 10 y 20º. Es la denominada flexura de Nájera.
Las flexuras o pliegues monoclinales son un tipo de pliegues (estructuras de deformación originadas por esfuerzos tectónicos) que presentan un solo flanco, de tal forma que los estratos horizontales pasan a presentar un determinado buzamiento y de nuevo a disponerse horizontalmente (2). Mediante perfiles sísmicos (los mismos que nos permiten conocer la potencia de la serie sedimentaria cenozoica) se observa que tienen su origen en un cabalgamiento (3) en profundidad que rompe el zócalo y deforma los estratos superiores hasta la superficie, aunque sin llegar a romperlos.
Hay otra flexura que puede observarse también en el valle del Najerilla, en este caso en la margen derecha del río y entre las localidades de Baños de Río Tobía y Bobadilla. Aquí los estratos son de areniscas de grano más grueso y algunos de conglomerados, aunque de la misma edad que las areniscas de Nájera. Esta es la misma flexura que se puede contemplar desde el mirador de Viguera en el valle del río Iregua.

(1) En el punto anterior ya hablamos del ambiente sedimentario donde se depositaron los sedimentos que posteriormente formaron las rocas de los cortados de Nájera. Quedaba, no obstante, una cuestión pendiente, ¿cómo se pudieron alcanzar espesores de 3 ó 4.000 m, si La Demanda tiene poco más de 2.000 y estaba prácticamente arrasada?.
La explicación es la intensa subsidencia que tiene lugar en una cuenca de sedimentación. La subsidencia es un movimiento isostático (de equilibrio) de la corteza continental en vertical, en este caso de hundimiento, provocado por el continuo aporte de sedimentos. A medida que los agentes geológicos (los torrentes, en este caso) van depositando los sedimentos en la cuenca, esta se va hundiendo progresivamente. Esto permite la acumulación de ingentes cantidades de estos y su transformación en rocas sedimentarias por diagénesis. Si no fuera así, las cuencas se rellenarían en muy pocos millones de años y no podrían acumularse esos enormes espesores de sedimentos.

(2) Casas Sainz, A.M., Gil Imaz, A. & Muñoz Jiménez, A. 1998. Guía geológica del valle del Iregua. Librería General, S.A. Zaragoza.
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(3) Un cabalgamiento es un tipo de falla (fractura con desplazamiento de los bloques) inversa que se forma por esfuerzos de compresión (como los que forman las montañas), con el plano de falla (superficie de fractura) poco inclinado o con poca pendiente, lo que facilita el que uno de los bloques fracturados (el bloque o labio elevado) se desplace varios km sobre el otro (el bloque o labio hundido) provocando la elevación y acortamiento del bloque original. En el valle del Najerilla podemos ver las espectaculares consecuencias de los cabalgamientos de La Demanda y Cameros originados durante la orogenia Alpina: los materiales paleozoicos, más antiguos, se han desplazado 25 km hacia el norte y afloran, sobre los estratos mesozoicos, verticales o muy plegados (como el cerro Peñalba, en Tobía), y éstos (los mesozoicos), a su vez, se disponen sobre los depósitos cenozoicos. Por su parte, las rocas que afloran en la Sierra de Cantabria y los Montes Obarenes también se desplazaron 15 km hacia el sur por encima del llamado cabalgamiento surpirenaico. Es interesante destacar que el basamento o zócalo paleozoico (ver esquema) se comportó de forma diferente a los sedimentos mesozoicos que lo recubrían. Mientras el zócalo, junto a los materiales del Triásico inferior y medio, se fracturaron y se movieron a favor de esos cabalgamientos, los yesos y arcillas del Keuper actuaron como un nivel de despegue y permitieron el deslizamiento y el plegamiento de las rocas detríticas y carbonatadas del resto del Mesozoico.


Itinerario geológico por el valle del Najerilla (I)

Termina el curso 2016/17. A lo largo del mismo, dentro de la materia de Geología de 2º de Bachillerato LOMCE, los alumnos han trabajado, además de los contenidos teóricos, en la elaboración de un itinerario geológico por el valle del Najerilla. Nos hemos centrado en el entorno más inmediato al IES, los alrededores de Nájera, donde hemos seleccionado cuatro puntos de interés geológico. La idea es irlo ampliando a todo el valle en sucesivos cursos académicos.

Gracias a los alumnos Irene Gallego, Paúl Lázaro, Mónica Llorente y María Torrecilla que han puesto toda su ilusión y esfuerzo, a Teresa Corbacho, profesora de Plástica, que ha plasmado los contenidos geológicos en las fotos y esquemas que acompañan al texto y a Arsenio Muñoz, profesor de Estratigrafía del Departamento de Ciencias de la Tierra, en la Universidad de Zaragoza, que ha aclarado todas nuestras dudas.

ITINERARIO GEOLÓGICO POR EL VALLE DEL NAJERILLA

1) LAS ROCAS DE PASOMALO

Sin duda, una de las características que más llama la atención del paisaje del valle del Najerilla, entre Bobadilla y Hormilleja, son los cortados rocosos de colores rojizos que se pueden observar, en la margen derecha del río, primero, y en la izquierda, después. La zona de las Siete Cuevas, en Nájera es un buen lugar para verlos con detenimiento.
Los estratos que los forman afloran (aparecen en superficie) prácticamente horizontales y están constituidos por rocas sedimentarias. Si nos fijamos con detalle, veremos que podemos distinguir tres diferentes: los mayoritarios y rojizos, de arenisca (los más duros) y de lutita (los más blandos), y los más escasos, de poco grosor y blanquecinos, de yeso fibroso.

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a) Las areniscas son rocas sedimentarias detríticas formadas por fragmentos procedentes de otras rocas (clastos) muy pequeños, de entre 2 y 0,0625 mm, más o menos del tamaño de los granos de la arena de la playa. Suelen ser rocas duras que se emplean mucho en construcción como las piedras sillares del monasterio de Santa María La Real. La génesis de la mayoría de las areniscas se asocia a un ambiente sedimentario de llanuras de inundación de grandes ríos que transportan esos fragmentos de zonas elevadas y a largas distancias.
b) Las lutitas también son rocas sedimentarias detríticas, en este caso formadas en más del 75 % por clastos menores de 0,0625 mm (tamaño fango y no visibles a simple vista). En ellas se incluyen las arcillas con clastos menores de 4 micras. Son rocas blandas, formadas a partir de los limos que se depositan en ambientes sedimentarios donde el agua está remansada, como lagos, llanuras aluviales, marismas, parte distal de abanicos aluviales….
c) Los yesos son también rocas sedimentarias, pero en este caso evaporíticas, formadas por cristales de sulfato cálcico que han precipitado a partir de salmueras (soluciones muy saturadas de sales) al evaporarse el agua.
Los estratos de yeso con textura fibrosa (yeso fibroso), como los se aprecian en la foto, están formados por cristales que se disponen a modo de agujas o fibras adosadas que le dan un aspecto característico e inconfundible. Es interesante saber que el yeso fibroso es diagenético, es decir, procede de la disolución y posterior precipitación en las fracturas o diaclasas (1) de los cortados del yeso original sedimentado durante el Oligoceno y Mioceno. Por tanto, su origen puede ser reciente. Si nos fijamos en la fotografía, algunos estratos de yeso cortan los de lutita. Los geólogos dicen que cuando un acontecimiento geológico afecta a otro, el primero es posterior al segundo. Luego, si los depósitos de yeso fibroso cortan los estratos de lutita son posteriores a la formación de estos.
Los sulfatos originales, procedentes seguramente de los sedimentos triásicos evaporíticos del Keuper (de los que hablaremos en otro lugar), precipitaron bajo la superficie del sedimento a partir de procesos de bombeo evaporítico (2) y dieron lugar a un yeso con textura nodulosa. De hecho, en la zona abundan los nódulos de yeso de pequeño tamaño intercalados en los niveles lutíticos.
En una visión general de los cortados, vemos que los estratos están dispuestos horizontalmente, alternando las lutitas y areniscas. Como cada una de estas rocas presenta una resistencia diferente a la erosión se forman entrantes y salientes como se puede observar en la fotografía.

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Este proceso recibe el nombre de erosión diferencial por el que, tras la meteorización de las rocas de la superficie, la erosión actúa de manera selectiva sobre ellas en función de su naturaleza. Esta progresa con mayor intensidad en las rocas blandas (lutitas), y con menor en las duras (areniscas).

Para terminar este punto de interés geológico, es interesante conocer cómo y cuándo se formaron estas rocas y cómo se ha llegado a formar el paisaje que vemos ante nosotros.
A finales del Eoceno o principios del Oligoceno (hace unos 34 Ma), la Cuenca del Ebro era una cuenca endorreica (una zona deprimida topográficamente y sin salida al mar) limitada por los Pirineos (en su sentido geológico que también incluye las sierras de Obarenes-Cantabria), la Cordillera Costero Catalana y la Cordillera Ibérica. Esta parte de la cuenca recibía los sedimentos detríticos que se depositaban en grandes abanicos aluviales (3) procedentes de la erosión de la Sierra de Cameros/La Demanda que se levantaba como consecuencia de la orogenia Alpina. Al ser abanicos de gran tamaño, presentaban procesos sedimentarios de tipo fluvial (abanicos de alta eficacia de transporte), es decir muy similares a los que tienen lugar en los ríos. El característico color rojo es debido a la presencia de hierro en su forma oxidada procedente de la erosión de las rocas triásicas del Buntsandstein (las areniscas rojas de Viniegra, por ejemplo). El óxido férrico (oligisto o hematites), es un potente colorante de las rocas aunque se encuentre en muy poca cantidad.
Al final del Mioceno, en el Messiniense (7,2-5,3 Ma.), en la última fase de la orogenia Alpina, el empuje de la llamada placa de Alborán, una pequeña placa tectónica que se encontraba entre la placa Africana y la Ibérica, cerró la comunicación entre el Mediterráneo y el Atlántico. Como consecuencia, el mar Mediterráneo pasó a funcionar como una gran cuenca endorreica donde se depositaron enormes espesores de sales (los sondeos indican que hasta 2.000 m en algunos lugares). Al irse secando el Mediterráneo descendía el nivel de base (4) de los ríos que desde las Cordilleras Costeras Catalanas desembocaban en él. Si desciende el nivel de base aumenta la diferencia de altura entre la cabecera del río y el nivel del mar, por tanto, también la pendiente que a su vez facilita que la erosión sea mayor y los ríos se vayan encajando en sus cauces. El resultado final fue que provocaron una rápida erosión remontante (5) que pronto cruzó la divisoria de aguas e irrumpió en la Cuenca del Ebro. A finales del Messiniense la Cuenca del Ebro comenzó a funcionar como una cuenca exorreica, es decir, las aguas que hasta entonces se habían acumulado en el centro de la cuenca, ahora se drenan hacia el mar Mediterráneo. ¡Y con el agua los materiales que transportaba!.
A lo largo del Plioceno (5,3-2,6 Ma) y el Cuaternario (2,6 Ma-actualidad), tiene lugar la erosión y el vaciado de los materiales acumulados en la Cuenca del Ebro hacia el mar Mediterráneo. Para hacernos idea del volumen de materiales transportado, sólo tenemos que pensar en todo lo que falta desde lo alto de los cortados de Nájera. ¿Es mucho?, pues aún falta más, si pensamos que a comienzos del Plioceno toda la Cordillera Ibérica era ya prácticamente una extensa penillanura (superficie de erosión) que se continuaba en la cuenca colmatada de sedimentos hasta enrasar con ella. La referencia que nos puede servir es la altura del Serradero y la superficie más o menos llana de Los Gamellones. La acción erosiva del río Najerilla y sus afluentes, al llevarse los materiales acumulados durante el Oligoceno y Mioceno, ha permitido que afloren los estratos que estaban debajo y ahora podemos contemplarlos en Pasomalo.

(1) Las diaclasas son fracturas de las rocas en las que no se produce un desplazamiento de los bloques que se rompen.
(2) El bombeo evaporítico consiste en la precipitación del yeso dentro del sedimento por evaporación del agua intersticial. En ambientes cálidos las zonas próximas a las orillas de lagos donde el nivel freático está próximo a la superficie, la evaporación del agua que ocupa los poros del sedimento da lugar a la precipitación del yeso, normalmente con textura nodulosa. Por lo general, este yeso es el que se encuentra actualmente intercalado en las lutitas en forma de alineaciones de nódulos o niveles más o menos continuos de yeso. Su disolución, durante épocas más o menos recientes, es lo que produce, de forma secundaria, la precipitación del mismo rellenando grietas y diaclasas en forma de yeso fibroso.
(3) Los abanicos aluviales son los depósitos que dejan torrentes y arroyos de montaña cuando desembocan en el valle principal al disminuir su pendiente y perder velocidad el agua. Se llaman así por la forma que adoptan, como un abanico, apuntados en el extremo apical, el más alto y donde comienza la sedimentación de los clastos más grandes (gravas) y abiertos en la parte distal, donde llegan los materiales más finos, como arenas y limos.
(4) El nivel de base de un río se refiere al nivel del mar, la superficie teórica hasta la que podría erosionar el relieve.
(5) La erosión remontante es la que tiene lugar en algunas cuencas hidrográficas, de tal manera que los arroyos de su cabecera van ganando terreno de la cuenca hidrográfica contigua y pueden llegar a capturar sus cursos de agua provocando que estos drenen ahora a la cuenca captora. Este proceso se puede observar, desde la carretera a Logroño, en el barranco del Colorado en la sierra de Moncalvillo.