Termina el curso 2016/17. A lo largo del mismo, dentro de la materia de Geología de 2º de Bachillerato LOMCE, los alumnos han trabajado, además de los contenidos teóricos, en la elaboración de un itinerario geológico por el valle del Najerilla. Nos hemos centrado en el entorno más inmediato al IES, los alrededores de Nájera, donde hemos seleccionado cuatro puntos de interés geológico. La idea es irlo ampliando a todo el valle en sucesivos cursos académicos.
Gracias a los alumnos Irene Gallego, Paúl Lázaro, Mónica Llorente y María Torrecilla que han puesto toda su ilusión y esfuerzo, a Teresa Corbacho, profesora de Plástica, que ha plasmado los contenidos geológicos en las fotos y esquemas que acompañan al texto y a Arsenio Muñoz, profesor de Estratigrafía del Departamento de Ciencias de la Tierra, en la Universidad de Zaragoza, que ha aclarado todas nuestras dudas.
ITINERARIO GEOLÓGICO POR EL VALLE DEL NAJERILLA
1) LAS ROCAS DE PASOMALO
Sin duda, una de las características que más llama la atención del paisaje del valle del Najerilla, entre Bobadilla y Hormilleja, son los cortados rocosos de colores rojizos que se pueden observar, en la margen derecha del río, primero, y en la izquierda, después. La zona de las Siete Cuevas, en Nájera es un buen lugar para verlos con detenimiento.
Los estratos que los forman afloran (aparecen en superficie) prácticamente horizontales y están constituidos por rocas sedimentarias. Si nos fijamos con detalle, veremos que podemos distinguir tres diferentes: los mayoritarios y rojizos, de arenisca (los más duros) y de lutita (los más blandos), y los más escasos, de poco grosor y blanquecinos, de yeso fibroso.
a) Las areniscas son rocas sedimentarias detríticas formadas por fragmentos procedentes de otras rocas (clastos) muy pequeños, de entre 2 y 0,0625 mm, más o menos del tamaño de los granos de la arena de la playa. Suelen ser rocas duras que se emplean mucho en construcción como las piedras sillares del monasterio de Santa María La Real. La génesis de la mayoría de las areniscas se asocia a un ambiente sedimentario de llanuras de inundación de grandes ríos que transportan esos fragmentos de zonas elevadas y a largas distancias.
b) Las lutitas también son rocas sedimentarias detríticas, en este caso formadas en más del 75 % por clastos menores de 0,0625 mm (tamaño fango y no visibles a simple vista). En ellas se incluyen las arcillas con clastos menores de 4 micras. Son rocas blandas, formadas a partir de los limos que se depositan en ambientes sedimentarios donde el agua está remansada, como lagos, llanuras aluviales, marismas, parte distal de abanicos aluviales….
c) Los yesos son también rocas sedimentarias, pero en este caso evaporíticas, formadas por cristales de sulfato cálcico que han precipitado a partir de salmueras (soluciones muy saturadas de sales) al evaporarse el agua.
Los estratos de yeso con textura fibrosa (yeso fibroso), como los se aprecian en la foto, están formados por cristales que se disponen a modo de agujas o fibras adosadas que le dan un aspecto característico e inconfundible. Es interesante saber que el yeso fibroso es diagenético, es decir, procede de la disolución y posterior precipitación en las fracturas o diaclasas (1) de los cortados del yeso original sedimentado durante el Oligoceno y Mioceno. Por tanto, su origen puede ser reciente. Si nos fijamos en la fotografía, algunos estratos de yeso cortan los de lutita. Los geólogos dicen que cuando un acontecimiento geológico afecta a otro, el primero es posterior al segundo. Luego, si los depósitos de yeso fibroso cortan los estratos de lutita son posteriores a la formación de estos.
Los sulfatos originales, procedentes seguramente de los sedimentos triásicos evaporíticos del Keuper (de los que hablaremos en otro lugar), precipitaron bajo la superficie del sedimento a partir de procesos de bombeo evaporítico (2) y dieron lugar a un yeso con textura nodulosa. De hecho, en la zona abundan los nódulos de yeso de pequeño tamaño intercalados en los niveles lutíticos.
En una visión general de los cortados, vemos que los estratos están dispuestos horizontalmente, alternando las lutitas y areniscas. Como cada una de estas rocas presenta una resistencia diferente a la erosión se forman entrantes y salientes como se puede observar en la fotografía.
Este proceso recibe el nombre de erosión diferencial por el que, tras la meteorización de las rocas de la superficie, la erosión actúa de manera selectiva sobre ellas en función de su naturaleza. Esta progresa con mayor intensidad en las rocas blandas (lutitas), y con menor en las duras (areniscas).
Para terminar este punto de interés geológico, es interesante conocer cómo y cuándo se formaron estas rocas y cómo se ha llegado a formar el paisaje que vemos ante nosotros.
A finales del Eoceno o principios del Oligoceno (hace unos 34 Ma), la Cuenca del Ebro era una cuenca endorreica (una zona deprimida topográficamente y sin salida al mar) limitada por los Pirineos (en su sentido geológico que también incluye las sierras de Obarenes-Cantabria), la Cordillera Costero Catalana y la Cordillera Ibérica. Esta parte de la cuenca recibía los sedimentos detríticos que se depositaban en grandes abanicos aluviales (3) procedentes de la erosión de la Sierra de Cameros/La Demanda que se levantaba como consecuencia de la orogenia Alpina. Al ser abanicos de gran tamaño, presentaban procesos sedimentarios de tipo fluvial (abanicos de alta eficacia de transporte), es decir muy similares a los que tienen lugar en los ríos. El característico color rojo es debido a la presencia de hierro en su forma oxidada procedente de la erosión de las rocas triásicas del Buntsandstein (las areniscas rojas de Viniegra, por ejemplo). El óxido férrico (oligisto o hematites), es un potente colorante de las rocas aunque se encuentre en muy poca cantidad.
Al final del Mioceno, en el Messiniense (7,2-5,3 Ma.), en la última fase de la orogenia Alpina, el empuje de la llamada placa de Alborán, una pequeña placa tectónica que se encontraba entre la placa Africana y la Ibérica, cerró la comunicación entre el Mediterráneo y el Atlántico. Como consecuencia, el mar Mediterráneo pasó a funcionar como una gran cuenca endorreica donde se depositaron enormes espesores de sales (los sondeos indican que hasta 2.000 m en algunos lugares). Al irse secando el Mediterráneo descendía el nivel de base (4) de los ríos que desde las Cordilleras Costeras Catalanas desembocaban en él. Si desciende el nivel de base aumenta la diferencia de altura entre la cabecera del río y el nivel del mar, por tanto, también la pendiente que a su vez facilita que la erosión sea mayor y los ríos se vayan encajando en sus cauces. El resultado final fue que provocaron una rápida erosión remontante (5) que pronto cruzó la divisoria de aguas e irrumpió en la Cuenca del Ebro. A finales del Messiniense la Cuenca del Ebro comenzó a funcionar como una cuenca exorreica, es decir, las aguas que hasta entonces se habían acumulado en el centro de la cuenca, ahora se drenan hacia el mar Mediterráneo. ¡Y con el agua los materiales que transportaba!.
A lo largo del Plioceno (5,3-2,6 Ma) y el Cuaternario (2,6 Ma-actualidad), tiene lugar la erosión y el vaciado de los materiales acumulados en la Cuenca del Ebro hacia el mar Mediterráneo. Para hacernos idea del volumen de materiales transportado, sólo tenemos que pensar en todo lo que falta desde lo alto de los cortados de Nájera. ¿Es mucho?, pues aún falta más, si pensamos que a comienzos del Plioceno toda la Cordillera Ibérica era ya prácticamente una extensa penillanura (superficie de erosión) que se continuaba en la cuenca colmatada de sedimentos hasta enrasar con ella. La referencia que nos puede servir es la altura del Serradero y la superficie más o menos llana de Los Gamellones. La acción erosiva del río Najerilla y sus afluentes, al llevarse los materiales acumulados durante el Oligoceno y Mioceno, ha permitido que afloren los estratos que estaban debajo y ahora podemos contemplarlos en Pasomalo.
(1) Las diaclasas son fracturas de las rocas en las que no se produce un desplazamiento de los bloques que se rompen.
(2) El bombeo evaporítico consiste en la precipitación del yeso dentro del sedimento por evaporación del agua intersticial. En ambientes cálidos las zonas próximas a las orillas de lagos donde el nivel freático está próximo a la superficie, la evaporación del agua que ocupa los poros del sedimento da lugar a la precipitación del yeso, normalmente con textura nodulosa. Por lo general, este yeso es el que se encuentra actualmente intercalado en las lutitas en forma de alineaciones de nódulos o niveles más o menos continuos de yeso. Su disolución, durante épocas más o menos recientes, es lo que produce, de forma secundaria, la precipitación del mismo rellenando grietas y diaclasas en forma de yeso fibroso.
(3) Los abanicos aluviales son los depósitos que dejan torrentes y arroyos de montaña cuando desembocan en el valle principal al disminuir su pendiente y perder velocidad el agua. Se llaman así por la forma que adoptan, como un abanico, apuntados en el extremo apical, el más alto y donde comienza la sedimentación de los clastos más grandes (gravas) y abiertos en la parte distal, donde llegan los materiales más finos, como arenas y limos.
(4) El nivel de base de un río se refiere al nivel del mar, la superficie teórica hasta la que podría erosionar el relieve.
(5) La erosión remontante es la que tiene lugar en algunas cuencas hidrográficas, de tal manera que los arroyos de su cabecera van ganando terreno de la cuenca hidrográfica contigua y pueden llegar a capturar sus cursos de agua provocando que estos drenen ahora a la cuenca captora. Este proceso se puede observar, desde la carretera a Logroño, en el barranco del Colorado en la sierra de Moncalvillo.